Nuera nieta de Rosario Murillo vetada de El Carmen, le quitan pasaporte, cae en desgracia

En el círculo íntimo del poder en Nicaragua, una nueva caída en desgracia sacude a la familia Ortega-Murillo. Se trata de Margarita Sánchez Pérezgil, pareja de Rafael Ortega Junior, nieto de Daniel Ortega y Rosario Murillo, quien según fuentes allegadas fue despojada de múltiples propiedades, negocios y del aparato de seguridad que la acompañaba en sus apariciones públicas.

A Sánchez, conocida como “Tita” entre sus amigos, se le llegó a ver más escoltada que Laureano Ortega, uno de los hijos del matrimonio gobernante. Sin embargo, tras una serie de escándalos de los que se habría enterado Rosario Murillo, el trato cambió drásticamente.

“Murillo ordenó retirarle las escoltas, los bienes y vetarla de El Carmen. También le prohibió la entrada a su nieto Rafael Ortega, quien a veces asistía al dictador”, reveló una fuente cercana a la familia.

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Según una fuente, Murillo le advirtió a Sánchez que no era bienvenida en la residencia presidencial, ni siquiera bajo el pretexto de que Daniel Ortega quisiera ver a sus bisnietos.

Prohíben ingreso al país a suegra de nieto de Ortega Murillo

El castigo también alcanzó a su madre, Margarita Perezgil, a quien se le negó el ingreso a Nicaragua cuando regresaba de un viaje a México. A Sánchez, además, le fue retirado el pasaporte, lo que la deja en una situación de confinamiento dentro del país.

Perezgil se desempeñó como tesorera del equipo de fútbol Caciques del Diriangén, propiedad de Rafael Ortega Jr., quien ahora también habría perdido el favor de su abuela.

La familia Sánchez-Perezgil tiene un largo historial de vínculos con el poder. El padre de Margarita, Héctor Sánchez Argüello, ha sido señalado por conflictos de propiedad en El Remanzo, San Juan del Sur, y por sus relaciones con figuras cercanas al sandinismo como Lenín Cerna, quien habría facilitado sus gestiones en el Estado.

Con este nuevo episodio, Margarita Sánchez se une a Yadira Leets y Xiomara Blandino, otras mujeres vinculadas a los Ortega-Murillo que han sido desplazadas y humilladas públicamente tras perder la protección del régimen.

“El poder en Nicaragua no se hereda, se obedece”, comentó una fuente política consultada, resumiendo el clima de control absoluto que ejerce Rosario Murillo incluso sobre su propia familia.