Rosario Murillo firma sola felicitación a RT mientras Nicaragua vive su peor crisis de censura y exilio periodístico

Mientras este jueves Rosario Murillo felicitaba a la cadena estatal rusa RT por sus “20 años de victoria”, describiéndola como una fuerza que “marca el paso de tantos combates actuales”, en Nicaragua los medios independientes continúan clausurados, los periodistas viven en el exilio y el país se consolida como el más hostil de Centroamérica para ejercer el periodismo.

“Hoy hemos mandado una nota a los compañeros de RT porque se logran veinte años de victoria y le hemos dicho que podemos dividir el mundo en un antes de RT y en un después de RT”, afirmó Murillo en su discurso oficial sin mencionar que aunque se expresa en plural la misiva solo contó con su firma y no la de Daniel Ortega.

En la misma alocución, Murillo anunció que su hijo Daniel Edmundo Ortega Murillo, coordinador de medios del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, viajó a Moscú al frente de una delegación de comunicadores y estudiantes de periodismo afines al régimen para participar en los festejos del aniversario de RT. Rosario calificó a la televisora rusa como “tan real como cada uno de nosotros y nuestro compromiso”, en abierta defensa de la propaganda estatal del Kremlin.

Sin embargo, el panorama mediático en Nicaragua dista mucho de ser una celebración. El más reciente informe de la Fundación por la Libertad de Expresión y Democracia (FLED) advierte que el país enfrenta una “nueva etapa de desmantelamiento sistemático del periodismo independiente”.

Desde 2018, el régimen Ortega-Murillo ha cerrado más de 50 medios de comunicación incluyendo las instalaciones físicas de 100% Noticias y La Prensa en Managua y provocado el exilio de al menos 304 periodistas, once de ellos solo entre julio y septiembre de 2025. En ese mismo periodo, FLED documentó 31 casos de agresiones y ataques contra reportero.

La Red Centroamericana de Periodistas, dirigida por Angélica Cárcamo, coincide en que Nicaragua es “el caso más crítico” de la región. “Tenemos una dictadura desde la crisis política de 2018, con más de 200 periodistas exiliados en Costa Rica; muchos han perdido su nacionalidad, y los pocos que siguen dentro del país son criminalizados y perseguidos”, advirtió Cárcamo en declaraciones previas a EFE.

El informe Voces Desplazadas: Radiografía del exilio periodístico latinoamericano 2018–2024 confirma que 913 periodistas latinoamericanos han debido abandonar sus países en los últimos seis años; de ellos, un tercio son nicaragüenses. Cárcamo también alertó sobre un “acelerado deterioro del estado de derecho” en la región, donde gobiernos transitan de “débiles democracias hacia regímenes autocráticos y dictaduras”.

Mientras tanto, Murillo anuncia la apertura de los canales oficialistas a programación china, felicita sola a RT y elogia su “batalla comunicacional” de supuestas “verdades verdaderas”, en un país donde la libertad de expresión ha sido eliminada por completo.

La codictadora que aplaude la propaganda extranjera es la misma que ha dirigido la mayor ofensiva contra el periodismo nacional: una Nicaragua sumida en el silencio, donde informar se ha convertido en un acto de resistencia.