Félix Maradiaga: “Rosario Murillo es el rostro paranoico de una dictadura ilegítima y aislada”
Félix Maradiaga advierte que Rosario Murillo representa una dictadura paranoica e ilegítima. Nicaragua, afirma, se ha convertido en uno de los países más aislados del mundo, junto a Corea del Norte

Tras los discursos virulentos de Rosario Murillo contra la oposición nicaragüense, el excarcelado político, Félix Maradiaga dijo que la codictadora representa la cúspide de una dictadura ilegítima, marcada por el miedo, la megalomanía y el uso del poder como instrumento de dominación absoluta.
“Rosario Murillo no puede ser analizada sin hacer una pausa psicológica. Es una dictadora con un profundo síndrome de persecución. Su entorno más cercano vive con miedo y ella misma teme a su círculo de confianza”, afirmó Maradiaga, exprecandidato presidencial, desterrado y actualmente exiliado.
Para Maradiaga, Murillo es el producto directo de la ilegitimidad del régimen de Daniel Ortega y ha crecido a la sombra del poder absoluto de su esposo. Asegura que ni siquiera dentro del Frente Sandinista goza de aceptación plena “Hay amplios sectores dentro del mismo estado y del FSLN que no la aceptan. Hemos conversado con personas que han estado cerca del poder y describen una atmósfera de paranoia”.
Aislamiento extremo
El opositor considera que Nicaragua atraviesa una etapa de “aislamiento extremo”, comparable únicamente con países como Corea del Norte y Eritrea. Tras la reciente decisión del régimen de abandonar la UNESCO —en represalia por el premio otorgado al periódico La Prensa— es, según Maradiaga, la más reciente expresión de ese aislamiento y de la intolerancia al pensamiento libre.
“Nicaragua se convierte oficialmente en el tercer país más cerrado del mundo. Ya se salió de la OEA, del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, de la FAO, de la UNESCO… Ni siquiera Rusia o Cuba se han atrevido a tanto”, lamentó.
Además, Maradiaga advirtió que esta decisión del régimen pone en riesgo valiosos fondos destinados a la preservación del patrimonio cultural nicaragüense, como las ciudades coloniales de León y Granada, o el legado de Rubén Darío.
El ex precandidato presidencial subrayó que este comportamiento paranoico del régimen también se refleja en su persecución sistemática contra la Iglesia Católica, pastores evangélicos, medios de comunicación y ciudadanos que resisten en silencio.
“La gente sigue yendo a misa, a pesar del control. Han puesto a miembros del FSLN en primera fila de las iglesias para vigilar lo que dicen los sacerdotes. Han cerrado templos evangélicos. Hay resistencia incluso dentro del silencio”, afirmó.
Maradiaga también se refirió al profundo temor que, a su juicio, tiene el régimen de Ortega-Murillo frente al pensamiento libre. “Reaccionaron con una virulencia desproporcionada al premio de la UNESCO a La Prensa. Eso revela miedo. Le temen a la palabra, a la crítica. Una dictadura fuerte no tendría miedo a una prensa en el exilio o a un pueblo que resiste sin armas”, sentenció.
Sobre la estructura del régimen, Maradiaga asegura que “solo se sostiene por las armas” y que atraviesa una grave “crisis de sucesión”. A su juicio, ni Rosario Murillo ni los hijos de Ortega tienen legitimidad ni aceptación dentro del aparato sandinista, ni mucho menos dentro de la Policía o el Ejército.
Sobre reuniones
En cuanto a la estrategia internacional, el opositor nicaragüense valoró positivamente los recientes contactos sostenidos con representantes del Departamento de Estado de Estados Unidos bajo la administración de Marco Rubio, actual Secretario de Estado.
“Es una oportunidad tener al frente de la diplomacia estadounidense a alguien profundamente conocedor del caso de Nicaragua como Marco Rubio”, expresó Maradiaga. Detalló que las reuniones que ha sostenido en las últimas semanas han sido, por ahora, a nivel técnico, particularmente con la oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo (DRL, por sus siglas en inglés).
“Llevamos temas claves: persecución religiosa, confiscaciones, represión financiera, censura a la prensa, uso de la migración como arma política y el limbo migratorio en que se encuentran miles de nicaragüenses que han huido del país”, explicó.
En ese contexto, denunció las sospechas fundadas de que la dictadura estaría colaborando con redes de trata de personas y crimen organizado, incluso facilitando pasaportes a migrantes irregulares para facilitar su tránsito hacia el norte.
Maradiaga remarcó que es crucial que la comunidad internacional entienda la gravedad de esta práctica, pues pone en riesgo a los verdaderos perseguidos políticos y debilita la legitimidad de los nicaragüenses que solicitan asilo por razones comprobadas.
También alertó sobre los crecientes vínculos del régimen de Ortega con China, lo cual representa, en su opinión, una amenaza geopolítica mayor que la relación con Rusia. “El Partido Comunista chino ya está siendo introducido en mecanismos regionales de integración a través de Nicaragua, y eso preocupa en Washington”, advirtió.
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