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Convirtamos las tinieblas en luz, la oscurana en claridad

El régimen Ortega-Murillo ha convertido la oscuridad en su símbolo de poder, construyendo un Estado policial que suprime la verdad y pervierte la educación. Pero cada nicaragüense puede ser una chispa que transforme la oscurana en claridad

Octubre 17, 2025 02:13 PM
Convirtamos las tinieblas en luz, la oscurana en claridad
Convirtamos las tinieblas en luz, la oscurana en claridad
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Flavio Cárdenas

En Nicaragua se ha instaurado un régimen que ha hecho de la oscuridad su bandera. Daniel Ortega y Rosario Murillo han edificado un sistema de terror cimentado en la manipulación, el ocultismo y el miedo. 

Un régimen que ha reemplazado la verdad por el mito, la razón por la superstición y la justicia por la impunidad. La pareja desgobernante ha intentado construir un falso relato espiritual y mesiánico en torno a sus figuras: él, presentado como el único y máximo baluarte de la revolución sandinista; ella, autoproclamada heredera genética y simbólica de Rubén Darío y de Sandino, como si el linaje de la patria pudiera inventarse con discursos y no con realidades.

Bajo esa fachada mística, el país ha sido sumido en una oscurana moral y cognitiva que se extiende desde las instituciones públicas hasta la conciencia de las nuevas generaciones. Los símbolos patrios, las tradiciones religiosas y los valores espirituales han sido secuestrados y deformados para justificar la represión y perpetuar el poder. En nombre de una revolución que ya no existe, el régimen ha erigido un Estado policial que se sostiene sobre la vigilancia, el castigo y la mentira.

La maquinaria del terror

Desde 2018, el terror se ha institucionalizado. Lo que comenzó como una represión contra manifestantes y opositores políticos se ha convertido en una práctica sistemática de tortura, desapariciones forzadas y asesinatos.

Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), entre junio de 2024 y junio de 2025 se registraron al menos 16 casos de tortura, incluyendo violencia sexual, y 31 desapariciones forzadas. Decenas de familias viven sin saber el paradero de sus seres queridos. 

A estos crímenes se suman muertes bajo custodia policial. La más reciente registrada fue la del productor David Medaviz Castro, de solo 32 años de edad, originario de La Cruz de Río Grande, quien fue detenido arbitrariamente, torturado y asesinado por oficiales de la Policía Sandinista, luego de ser confundido con alguien de nombre similar; dejando a 2 pequeños niños en la orfandad y a su esposa viuda, trayendo dolor y miseria injustamente a una familia más. Cosa similar a la ocurrida en agosto con los opositores Carlos Cárdenas Zepeda y Mauricio Alonso Petri, cuyos cadáveres fueron entregados a su familia semanas después de ser secuestrados por los cuerpos de seguridad de la dictadura.

Con la muerte del productor Miskito David Medaviz Castro queda claro que no se trata ya de represión política en el sentido tradicional. El aparato de seguridad del Estado ha extendido su violencia incluso contra ciudadanos comunes, como el caso ocurrido años atrás en Bluefields, donde oficiales de policía  dejaron morir ahogado a un detenido mientras la población clamaba por su rescate. Es la deshumanización convertida en política de Estado.

La educación en tinieblas

Pero el daño más profundo quizá no sea el físico, sino el espiritual e intelectual. El régimen Ortega-Murillo ha convertido el sistema educativo en una herramienta de adoctrinamiento.

Las escuelas y universidades, públicas y privadas, se han transformado en centros de reproducción ideológica.

Los docentes son obligados a jurar lealtad al partido, y los programas educativos se han vaciado de contenido científico y humanista para llenarse de consignas políticas.

Un estudio de la UNESCO (ERCE 2019) reveló que Nicaragua muestra uno de los niveles más bajos de comprensión lectora en la región: los estudiantes pueden leer, pero no logran reflexionar ni evaluar lo que leen; escriben, pero sin coherencia ni pensamiento crítico. 

Hoy, incluso la UNESCO ha sido expulsada del país. En mayo de 2025, el régimen oficializó la salida definitiva de Nicaragua de ese organismo internacional, cerrando la puerta al diálogo educativo y científico.

Así, la ignorancia se ha institucionalizado: un pueblo sin educación crítica es más fácil de dominar. El régimen lo sabe y lo aprovecha.

Convertir la oscuridad en luz

Sin embargo, la historia demuestra que ninguna noche es eterna. Frente a las tinieblas del odio y el miedo, la respuesta no puede ser más oscuridad, sino luz.

Esa luz debe nacer en el corazón de cada nicaragüense: en la familia, en el aula, en el trabajo, en la comunidad. No se trata solo de resistir, sino de renacer espiritualmente, de volver la mirada a Dios, al amor y al perdón que Cristo enseñó. No se trata de olvidar el pasado, sino de purificarlo a través del entendimiento, de sanar sin odiar.

Cada uno de nosotros debe renunciar a su propia porción de oscuridad: al resentimiento, al egoísmo, a la soberbia. Solo así podremos romper el ciclo del odio y sembrar la semilla de un nuevo país.
A veces queremos que surja una casta de líderes “súper humanos”, dotados de virtudes, capacidades y luces que nosotros mismos no nos preocupamos por desarrollar. Debemos reconocer que los tiranos que nos han subyugado a lo largo de nuestra historia han salido de entre las  sombras nuestra propia sociedad, para que del seno de nuestro pueblo nazca una nueva y mejor casta de ciudadanos y líderes, es imprescindible que cada uno de nosotros se convierta en candil de su propia casa.

Llamado a los jóvenes

A los jóvenes de Nicaragua les corresponde un papel crucial. El régimen los quiere ignorantes, dóciles, obedientes. Pero la mejor forma de rebeldía es la autoformación.

Internet, la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías deben ser herramientas de liberación, no de distracción. La educación autodidacta, la búsqueda de información veraz y la práctica del pensamiento crítico son actos revolucionarios en un país donde pensar se ha convertido en un delito.

Autoeducarse es encender una vela en medio de la penumbra. Cada joven que investiga, que lee, que cuestiona, está encendiendo una chispa que puede alumbrar el futuro de Nicaragua.

De la oscurana a la claridad

El régimen Ortega-Murillo ha hecho del miedo su religión y de la ignorancia su templo. Pero ninguna dictadura es más poderosa que la conciencia despierta de un pueblo.

Las tinieblas se disipan cuando muchos deciden encender su propia luz. Esa luz no vendrá de un evento milagroso ni de un salvador externo: nacerá de la decisión diaria de cada ciudadano de vivir con verdad, con bondad, con fe, con justicia.

Convirtamos las tinieblas en luz, la oscurana en claridad. Porque la oscuridad solo existe donde la luz aún no ha llegado.

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