Nicaragua vive bajo sospecha: 86% de ciudadanos detecta vigilancia en su entorno, según Hagamos Democracia

La inseguridad y el miedo a ser vigilado se han convertido en una constante para la mayoría de los nicaragüenses. Según la encuesta Percepción de la realidad política, social y económica de Nicaragua, elaborada por Hagamos Democracia entre el 25 y 30 de septiembre de 2025 en 40 municipios del país, el 86% de los consultados afirma haber detectado algún tipo de vigilancia en su entorno, mientras que el 58.5% considera que la criminalidad ha aumentado durante los últimos meses.

El estudio, que abarcó a 400 personas, refleja una profunda desconfianza ciudadana hacia las instituciones encargadas de la seguridad pública, que no logran frenar los delitos comunes ni los abusos de poder. Solo 0.2% de los encuestados cree que la criminalidad ha disminuido, mientras que 41.3% considera que se mantiene igual, lo que sugiere un estancamiento de la respuesta estatal ante la creciente violencia.

Entre los delitos más frecuentes mencionados por los ciudadanos destacan:

Robo (67.75%)
Asesinatos (11.50%)
Hurto (6.75%)
Femicidios (5.75%)
Acoso callejero (4%)
Violaciones (2%)

Estas cifras revelan un panorama de deterioro sostenido en la seguridad ciudadana, donde el aparato policial parece más enfocado en la represión política que en combatir la delincuencia común.

Vigilancia vecinal y estatal: un país bajo observación

El informe destaca que los ciudadanos identifican a los Comités de Liderazgo Sandinista (CLS) como los principales responsables de los actos de vigilancia, con 49.4% de menciones, seguidos por la Policía Nacional (25.1%) y los paramilitares (22%).

Este dato, señala el estudio, confirma la “institucionalización del control social”, donde los propios vecinos se convierten en agentes de observación política, reforzando el clima de temor y autocensura en las comunidades.

Espionaje digital: el nuevo rostro del control

La encuesta también advierte que un 40.3% de los encuestados ha detectado vigilancia digital en redes sociales, correos electrónicos o servicios de telefonía. Las formas más comunes incluyen:

Amenazas y hostigamiento en redes sociales (44%)
Perfiles falsos solicitando información privada (27%)
Alertas de seguridad por intentos de hackeo (26%)

Estos resultados reflejan lo que la organización describe como una “preocupante normalización de la vigilancia digital”, donde el Estado y actores afines al régimen extienden su control al espacio virtual para intimidar a críticos, periodistas, defensores de derechos humanos y ciudadanos activos.

Un país vigilado dentro y fuera de las pantallas

“La vigilancia en Nicaragua ya no se limita a las calles. Se ha trasladado también a las redes sociales, convirtiendo el entorno digital en otro frente de represión”, concluye el informe.

La información presentada por Hagamos Democracia confirma un deterioro sostenido de la seguridad ciudadana, acompañado por una expansión del control político hacia la vida cotidiana y digital, en un contexto donde la libertad y la privacidad se ven cada vez más amenazadas.