De Chontales a Telemundo: la historia de Leana Astorga, periodista nicaragüense que nunca olvidó sus raíces
Desde los campos de Villa Sandino, en Chontales, hasta los estudios de Telemundo 51 en Miami, la periodista Leana Astorga ha trazado un camino de perseverancia, fe y amor por Nicaragua. Su historia es la de una niña humilde que aprendió a volar sin olvidar las raíces que la formaron
Entre los campos abiertos de Villa Sandino, Chontales, una niña corría libremente con los pies descalzos y el corazón lleno de sueños. Aquella pequeña —de sonrisa curiosa y mirada inquieta— respondía al nombre de Leanita, y jamás imaginó que sus pasos por los caminos empedrados de su pueblo la llevarían algún día a convertirse en una periodista reconocida en Estados Unidos.
Criada por su abuela Elena, una mujer fuerte, amorosa y sabia, Leana aprendió desde temprana edad el valor del trabajo, la humildad y la fe. Sus recuerdos de infancia están impregnados del olor a leche con pinol, de tortillas recién palmeadas y del sonido del “muuu” de las vacas al amanecer.
“Mi abuelita me moldeó el carácter. Ella y mi madre son los grandes amores de mi vida”, recuerda con ternura.
Aunque su partida de nacimiento diga Managua, Leana se siente orgullosamente chontaleña. Creció entre montañas y ríos, en una casa modesta donde el amor era abundante. A los seis años ya tenía memoria vívida de su entorno, de su escuelita rural en la montaña y de las tardes compartiendo tortillas con cuajada bajo la sombra de un limonero.
Raíces, educación y herencia de amor
Su madre, periodista formada en la UCA, fue quien le sembró la vocación por la comunicación.
“Desde niña me ponía a leer los periódicos en voz alta y me grababa con una de esas enormes grabadoras que usaban los reporteros. Me enseñó que las palabras tienen ritmo, como una canción bien entonada”, recuerda entre risas.
A pesar de haber estudiado Administración de Empresas con mención en Mercadeo y Publicidad, el periodismo siempre la llamó. “Mi mamá me lo advirtió: era una carrera difícil, pero ya era tarde, ella misma me había entrenado sin querer queriendo".
Años después, ya radicada en Estados Unidos, decidió fortalecer su carrera profesional y en 2017 obtuvo su Maestría en Periodismo en la Florida International University (FIU), una de las universidades más prestigiosas del país. Este logro marcó un antes y un después en su trayectoria, consolidando su compromiso con un periodismo ético, humano y de excelencia, que combina la sensibilidad nicaragüense con la rigurosidad internacional.
De Canal 2 a los grandes medios internacionales
Su primera gran oportunidad llegó con Canal 2 de Nicaragua, en el programa Primera Hora. Allí, entre cámaras, risas y madrugones, aprendió los secretos de la televisión.
Tuvo mentores que marcaron su camino, como Lucía Pineda Ubau, quien siempre creyó en ella: “Lucía fue una maestra exigente y generosa; me enseñó que un buen periodista no se rinde, aunque su nota no salga al aire.”
En Canal 2 se forjó la periodista que hoy conocemos: valiente, disciplinada y sensible. Su sueño era claro: conquistar la televisión internacional y representar con orgullo a Nicaragua.
El salto a Estados Unidos y los años de sacrificio
En 2008, con una maleta de ropa y otra llena de sueños, llegó a Estados Unidos.
La adaptación no fue fácil. Trabajó en Radio Caracol, se entrenó como mesera, viajó largas horas en tren hasta West Palm Beach y muchas veces regresaba a casa empapada por la lluvia, agotada pero con el corazón lleno de esperanza.
“Hubo noches en que dormía en el tren, otras en que lloraba del cansancio… pero nunca dejé de creer que todo valdría la pena.”
Una experiencia que marcó su camino
En el año 2008, Leana Astorga participó en el reconocido certamen Nuestra Belleza Latina, una experiencia que, más allá de los reflectores, se convirtió en un punto de inflexión en su vida. Aunque no provenía del mundo de los concursos, aceptó el reto con determinación, buscando abrirse camino en el ámbito de la televisión estadounidense. Aquella etapa le enseñó disciplina, seguridad y la importancia de proyectar autenticidad ante las cámaras. Más que un concurso, fue una escuela de vida que fortaleció su carácter y le permitió conectar con su país desde el corazón: miles de nicaragüenses se unieron para apoyarla, demostrando que la patria puede sentirse incluso a la distancia.
“Nunca fui una chica de concursos —dice con humor—, pero esa experiencia me ayudó a descubrir el poder de la voz femenina, la fuerza interior y la belleza que nace del propósito.”
Durante su participación en Nuestra Belleza Latina, Leana vivió uno de los momentos más conmovedores de su vida. Aunque estaba lejos de su tierra, el apoyo de los nicaragüenses la hizo sentirse más cerca que nunca. Desde los call centers de Managua, decenas de personas se reunían para hacer llamadas y votar por ella, convirtiendo cada voto en un gesto de amor y orgullo nacional.
“Fue algo mágico —recuerda—. Supe que no estaba sola. Mi gente, desde ese pequeño triangulito llamado Nicaragua, me acompañaba con el corazón.” Aquella ola de solidaridad la motivó profundamente y le dio fuerzas para seguir adelante, recordándole que, aun lejos de casa, las raíces y el cariño de su pueblo pueden cruzar cualquier frontera.
Su disciplina y talento la llevaron a América TeVé y luego a Telemundo 51, donde ha trabajado por más de 14 años. Allí ha narrado historias que han conmovido al público, se ha infiltrado en Cuba para documentar la realidad del pueblo y ha cubierto momentos clave como la rebelión cívica de Nicaragua en 2018.
Reconocimientos, comunidad y propósito
Ser reconocida por Latin Business TV y aparecer en la portada de una revista internacional fue un momento de profunda gratitud.
“Ese reconocimiento no es solo mío. Es de mi abuela Elena, de mi madre y de todas las mujeres que luchan sin rendirse. También pertenece a mis colegas periodistas nicaragüenses en el exilio, verdaderos héroes sin capa.”
Leana nunca se desconectó de su país. Desde Florida, mantiene viva la conexión con la comunidad nicaragüense, cubriendo sus historias, celebrando sus logros y acompañando sus luchas.
“Cada vez que cuento la historia de un compatriota, siento que también estoy contando la historia de mi patria.”
Hoy, Leana se define como una mujer soñadora, resiliente, cristiana y agradecida. Cree que el periodismo no solo informa, sino que transforma.
“Mi esencia sigue siendo la misma: una niña curiosa de Chontales que hace preguntas, busca la verdad y cree en el poder de la palabra para encender esperanza. No soy la dueña del mundo, pero soy la hija del dueño.”
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