Elthon Rivera, expulsado de UNAN-MANAGUA en 2018, se gradúa como médico en Europa
Elthon Rivera fue expulsado por protestar en 2018. Hoy se gradúa como médico en Europa y afirma: “La dictadura no me venció”. Conocé su historia de lucha, exilio y esperanza
Cuando el joven nicaragüense Elthon Rivera Cruz fue expulsado de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua) en 2018 por participar en las protestas cívicas contra el régimen de Daniel Ortega, su futuro académico parecía acabado. Siete años después, ese mismo joven celebró su graduación en la Universidad de Medicina, Farmacia, Ciencia y Tecnología de Rumanía, portando la bandera azul y blanco con orgullo.
“Esto no es solo una meta personal. Es una victoria contra una dictadura que quiso destruirnos”, expresó Rivera en una entrevista con 100% Noticias.
Elthon tenía un sueño desde niño: ser médico. Pero en abril de 2018, al alzar su voz como parte del movimiento estudiantil que exigía justicia y libertad, fue castigado por el sistema.
“Me expulsaron junto a más de 150 estudiantes. Fue un intento del régimen por quebrar nuestra moral, por decirnos que no valíamos nada sin el sistema que ellos controlan”, recuerda.
Tras múltiples intentos fallidos por reincorporarse al sistema universitario público y privado en Nicaragua, logró un cupo en la Universidad Paulo Freire (UPF), donde cambió de carrera a Ciencias Políticas. Pero en 2022, la Asamblea Nacional —controlada por Ortega y Murillo— ordenó el cierre de esa universidad, truncando nuevamente sus estudios, esta vez a solo tres meses de graduarse.
Exilio y una beca inesperada
Perseguido por su vínculo con el rector de la UPF, Adrián Meza, quien se exilió en Costa Rica, Elthon también optó por el exilio. Fue allí donde, casi sin esperanzas, recibió una buena noticia: había sido aceptado en una universidad en Rumanía.
“Me fui sin conocer el idioma, sin saber cómo llegar del aeropuerto a la ciudad. Solo tenía fe y un sueño”, cuenta.
Al llegar, enfrentó nuevos desafíos: idioma, diferencias culturales, soledad y el miedo de no estar a la altura académica. “Las primeras semanas no entendía nada. Grababa las clases y luego las traducía con mi celular. Pero no me rendí”.
Gracias a su esfuerzo y disciplina, culminó sus estudios con nota perfecta y fue seleccionado para una beca de prácticas profesionales en Europa bajo el programa Erasmus+.
“Me toca decidir en qué país ejerceré. Me interesa mucho la investigación médica y también la clínica. Pero más allá de eso, quiero estabilidad. Llevo años viviendo en residencias estudiantiles, sobreviviendo con poco”, afirmó.
Un futuro profesional en Europa
Con su título en mano y una beca del programa Erasmus+ asegurada para realizar prácticas profesionales, Elthon Rivera tiene claro que quiere seguir creciendo en su carrera médica. Aunque guarda un profundo cariño por América Latina, reconoce que las oportunidades más accesibles están hoy en Europa, donde su formación es reconocida y puede insertarse laboralmente sin largos procesos de convalidación.
“Quiero dedicarme al área clínica, pero también me apasiona la investigación médica. Ahora que tengo esta base, quiero desarrollarme profesionalmente con estabilidad y dignidad”, afirma.
Rivera admite que, tras años sobreviviendo con lo mínimo como estudiante exiliado, su prioridad es estabilizarse económicamente y comenzar una vida independiente.
“Quiero tener un espacio propio, dejar la residencia estudiantil, empezar a construir mi futuro como profesional”, dice con entusiasmo. Aunque no descarta volver algún día a América Latina o a Nicaragua, su enfoque actual está en aprovechar al máximo las puertas que se han abierto tras tanto esfuerzo.
“Ahora me toca trabajar, aportar desde lo que sé hacer, y seguir dejando en alto a mi país, aunque sea desde lejos”, asegura.
“Sí se va a poder”: un mensaje al Elthon del pasado
Rivera aseguró que si pudiera volver en el tiempo y encontrarse con el joven que fue en 2018, aquel estudiante de medicina recién expulsado de la UNAN-Managua, lo primero que haría sería abrazarlo.
“Ese muchacho estaba aterrado, lleno de incertidumbre, sintiéndose culpable por haber hecho lo correcto”, confiesa. No le daría grandes discursos, solo le recordaría que no fue su culpa, que alzar la voz contra una dictadura no fue un error y que, aunque todo parecía perdido, su sueño de ser médico no había muerto.
“Le diría que sí se va a poder”, afirma con convicción. Le advertiría que el camino sería duro, que vendrían momentos de miedo, soledad y frustración, pero también le mostraría su título como símbolo de esperanza.
Ese joven —explica— necesitaba saber que resistir valdría la pena, que la dictadura no le arrebataría lo que llevaba dentro: el deseo de superarse, la fe en Dios y el amor por Nicaragua. “Ese abrazo, esa certeza, era lo que más necesitaba”, concluye Elthon, hoy convertido en profesional y símbolo de una generación que no se rinde.
“Ya no soy estudiante, no puedo usurpar ese espacio”
Aunque ha decidido cerrar su etapa como activista estudiantil, Elthon asegura que su compromiso con Nicaragua sigue intacto. “Ya no soy estudiante, no puedo usurpar ese espacio, pero donde haya una oportunidad de hablar por mi país, lo seguiré haciendo”.
Su tesis de grado abordó la salud de migrantes nicaragüenses en Costa Rica, una muestra de su interés por contribuir desde su profesión.
A los jóvenes que siguen con sus estudios truncados, les envía un mensaje claro: “Si tu sueño aún está vivo, seguí luchando. No dejés que la dictadura te lo arrebate. El camino puede ser largo, pero más corto que vivir con la duda de si lo hubieras logrado”.
Además, destacó la labor de organizaciones como IPEN y el programa de becas del gobierno rumano, que han abierto puertas a decenas de jóvenes nicaragüenses. “No es fácil, pero hay oportunidades. Tocar puertas, insistir y no perder la fe en Dios es clave”, afirmó.
“Nicaragua no es el sandinismo”
Rivera también reflexionó sobre la imagen internacional del país. “Nicaragua no es Daniel Ortega ni Rosario Murillo. Nicaragua somos los que luchamos, los que estudiamos, los que soñamos. Yo fui el primer estudiante nicaragüense graduado en mi universidad y llevé nuestra bandera en la alfombra roja. Eso es Nicaragua”.
Elthon cierra este capítulo de su vida con gratitud, pero también con una mirada clara hacia el futuro: “Vamos a liberar nuestro país. Y cuando lo hagamos, el mundo verá lo que realmente somos: un pueblo con talento, con fe y con sueños grandes”.
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