"Prefiero morir en este país libre", nicaragüense detenido en EEUU teme ser deportado
Germán Mendoza-Reyes, es un nicaragüense que está en huelga de hambre tras ser detenido en EEUU y teme deportación al régimen de Ortega

Mientras huyen de la represión en Nicaragua, Estados Unidos los devuelve al peligro. Ese es el destino que hoy enfrenta Germán Mendoza-Reyes, un nicaragüense de 54 años, detenido tras acudir voluntariamente a una cita con autoridades migratorias en Florida.
En lugar de recibir protección, fue arrestado y trasladado al centro de transición de Broward. Desde allí, ha iniciado una huelga de hambre, convencido de que su vida corre peligro si es deportado al régimen de Daniel Ortega, del que escapó por su activismo político.
“Tengo miedo de que me capturen, me torturen o me hagan desaparecer. Eso es lo que hace el régimen de Nicaragua”, declaró Mendoza-Reyes en entrevista telefónica con Telemundo 51. “Prefiero morir en este país libre antes que volver y ser maltratado”.
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Su pareja, Lucía Castro, visiblemente afectada, recordó entre lágrimas la última llamada desde el centro de detención. “Él me dijo: ‘Si me sacan de aquí, tiene que ser en una caja’”, relató que inclusive teme que atente contra su vida.
La historia de Mendoza es parte de un patrón preocupante: decenas de nicaragüenses que huyeron del régimen de Daniel Ortega ahora enfrentan procesos de deportación en Estados Unidos, incluso cuando han demostrado haber sido perseguidos por su activismo político. Mendoza participó activamente en las manifestaciones antigubernamentales durante la crisis de 2018 y fue parte de redes de denuncia contra el régimen. Según su pareja, esa participación lo convirtió en objetivo del gobierno sandinista.
“Si vuelvo a nacer y tengo uso de razón, volveré a luchar contra el comunismo”, expresó desde el encierro. “Pero el miedo que tengo es que me vayan a torturar otra vez”.
Lucía presentó documentos que respaldan la persecución que ha sufrido su pareja: cartas, pruebas de participación en protestas y otras evidencias. Sin embargo, el sistema migratorio estadounidense no ha considerado estas circunstancias con el peso que merecen.
Una complicación técnica también ha jugado en contra de Mendoza. Al solicitar asilo tras cruzar la frontera sur hace tres años, no informó sobre una deportación anterior, lo que debilitó su caso. La abogada de inmigración Rosaly Chaviano explicó a Telemundo 51 que omitir este tipo de información puede ser fatal para una solicitud de protección.
“Siempre se recomienda guardar evidencia de cualquier salida del país —boletos, fotos, documentos— y notificarla oficialmente para que quede un registro”, afirmó.
En un comunicado, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) confirmó que Mendoza tenía una orden de deportación vigente desde el año 2000, la cual fue restablecida en 2022. ICE señaló que fue detenido el 30 de abril y que permanece bajo custodia “a la espera de su remoción del país”. No obstante, el organismo no hizo referencia a la huelga de hambre ni al estado de salud del detenido.
A pesar de los ruegos de Lucía y la evidencia de que Mendoza podría enfrentar tortura y persecución en Nicaragua, su caso avanza hacia la deportación. La situación ilustra cómo muchos nicaragüenses perseguidos por motivos políticos quedan desprotegidos ante un sistema migratorio que, bajo la política de mano dura del expresidente Donald Trump, prioriza la expulsión aun en casos con claros indicios de riesgo humanitario.
“Solo quiero que lo escuchen, que entiendan que no es un criminal”, suplica Lucía. Mientras tanto, Germán Mendoza-Reyes sigue encerrado, sin alimentarse, y con una única petición: no ser devuelto al país del que huyó por atreverse a pensar diferente.
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